DIARIOS DE VANCITY: MI EXPERIENCIA CON BATTLES EN VIVO
Sofia Fiorentino. Fotografías: Sebastién – Con el teclado en ángulo, Ian Williams de Battles arregla los preparativos para una función muy a la Vancouver: pequeño, conciso y un poco incomodo. Me encuentro en el Imperial, un scenario ideal, con sus notas de misterio y paredes llenas de historia, algo poco común para una cuidad enferma de genocidio.
El concierto fue mas pequeño, para lo que me esperaba. Supongo que años de adolescencia escuchando “Gloss Drop” y después “Dross Glop” mientras manejábamos con mis amigos por la cuidad, me hizo pensar que Battles podia ser el himno de rebeldía y soundtrack de experimentación para varios.
Antes de que me pierda mucho en mis propios pensamientos, es escoltado al escenario un monstruo negro rodante. Se trata del instrumento a elección de John Stainer, una bacteria que al ser destapada de su capa negra, revela un color Amarillo lego que se roba la presencia de la banda.
Suspendido alto en el aire, cual monumento, el platillo de John demanda atención absoluta sin hacer un sonido.
Esta banda de Nueva York toco un set del largo perfecto, en el que canciones como “Atlas” y “Ice Cream” en colaboración con Matias Aguayo. Marcando un paso experimental, este trio musical redefine lo que significa un show musical.
Después de medio set sin ningún tipo particular de interacción, se presenta la banda brevemente, para rápido volver a sus posiciones y volarnos la cabeza un rato mas con arreglos extraterrestres con teclados, baterías esquizofrénicas, y guitarras que te dejan sin respirar. Estos chicos presentaron una batalla dura.